Juntaletras
domingo, 5 de mayo de 2024
Tú, el sitio más seguro del mundo.
jueves, 2 de mayo de 2024
Aprovechando la collá. Viaje al centro de mis sueños
Son las 8.58 en mi reloj cuando la luz maternal y tajante de la mañana me despierta los sentidos. Echo la vista a un lado y desde mis alturas contemplo maravillado tras el cristal el más hermoso de los paisajes. De mi memoria van despertando las fotografías que tomé de recuerdo y que me hacen tomar conciencia de que hasta hace solo unas horas yo estaba besando más que pisando ese mundo de naturaleza indómita que ahora visto desde aquí arriba parecía adormecido como un bendito.
La luz baña en canela el mar en calma que se extiende alargado justo debajo de mis ojos. En la otra orilla aún es de noche y la brisa le provoca escalofríos a los campos de trigo. Sobrevuelo los volcanes gemelos y el recuerdo de la escalada hasta su cima me saca la sonrisa del que vence por buena fortuna. Al norte por la otra cara descendí sin freno directo al centro de una tormenta del revés, acelerada y latente. Exploré todo el territorio de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, de una cordillera a la otra, de un umbral del mundo al otro. Y como el mundo hacia afuera se acababa volví adentro para descubrir por mi mismo la región más viva, más inquieta y más diversa de este nuevo planeta. Revivo ahora desde aquí arriba el mismo placer contemplando cómo el amanecer dibuja en ese lienzo una obra de arte. Como no me decidía por ninguna de las dos vertientes, ataqué ambas por igual. Por la derecha la excursión me entretuvo el olfato con un perfume excitante que me guió hasta la fuente de los deseos, donde hay que proceder con los pasos tradicionales que todo turista conoce. Primero envuelves tu deseo en un susurro, luego lo sellas con un beso y por último lo arrojas dentro para que del mismo centro del planeta reverbere una respuesta. Por la izquierda hice escalada a mano desnuda para disfrutar de la textura del terreno y al final del recorrido, para volver a hacer pie, hay que coger impulso agarrándose a una enredadera.
Así me ví atrapado en una suerte de selva de esas con las que el viento baila un valls y la luz calla a los poetas, peinando sin descanso aquella tierra revuelta convertida en laberinto. Laberinto que se contempla tan sencillo ahora desde aquí arriba, con una amplia salida al frente para descender a la misma boca de unos infiernos donde el ángel caído más bien se hubiera suicidado. Aún es de noche en la otra cara del planeta y la luz del día se empieza a bañar en dos lagos donde ahogarse no es ninguna agonía, sino el fin de ésta. Los campos de amapolas siguen tan sonrojadamente florecientes como cuando me tumbé en ellos para secarme tras mi baño. Así al atravesarlos me lancé hacia el sur en un vuelo sin motor donde perdería el norte y aterricé en la planicie de un desierto con un pozo que jamás sacia tu sed. Y aunque el destino final estaba cerca había aún más sur por explorar y no podía desaprovechar la oportunidad en un viaje que uno nunca sabe si volverá a realizar.
Sigue siendo de noche en la otra cara del planeta, pero en ésta la claridad me permite ver las huellas del camino que recorrí hasta un "finis terre" rocoso. Un callejón sin salida que obliga al viajero a desandar sus pasos por la ruta del interior, de clima más cálido si cabe, con un paisaje desierto y que casi en línea recta devuelve las energías al caminante, que contempla cada vez más cerca la última estación de su viaje a este mundo de continentes profundos y patria sin bandera. El arco de la catedral se hacía más grande a cada paso, la catedral donde el peregrino rinde su ofrenda a Venus y la diosa obra su milagro. Primero recuperé el aliento en sus capillas laterales. Debía poner todos los sentidos para disfrutar de la enésima maravilla que me quedaba en este mundo. El tacto en los campos de trigo, el olfato en la fuente de los deseos, la vista buceando en los lagos, el gusto en los infiernos, el oído adicto mendigando su droga en cada esquina.
Si Stendhal hubiera sabido contemplar este mundo como yo lo he amado, no habría Florencia alguna que le provocara un suspiro. Si yo hubiera podido ser cuanto sueño, no habría Calderón que rimara dos verdades.
Son las 9 y un mensaje aparece en mi teléfono:
"Ey, espero que llegarás bien a casa. ¿Ya estás despierto? ¿qué haces?"
Respondo:
"Nada, solo soñaba".
final alternativo
La alarma de mi reloj me detiene, son las 9 en punto y ese mundo que fue el mío gira sobre su eje, trayendo el día también a la otra cara del planeta.
-¿Qué haces despierto?
-Nada, sólo soñaba.
viernes, 26 de abril de 2024
Aprovechando la collá. Culpables todos
Sigo sin entenderlo pero eso ya no importa, no me queda otra que aceptarlo. No eres ni el primero ni el último que me abandona a la francesa.
Donde quiera que sea el rincón al que te vas, espero estar a tiempo aún de que leas este mensaje.
Siento mucho haber sido mala contigo, te juro que no soy así, que nunca he querido hacerte daño, ni a ti ni a nadie. Es que siempre me tienen ocupada con millones de cosas y joder, al menos estarás conmigo en que los demás no colaboran. Ellos también podrían haberse dado cuenta de lo mal que estabas, mandarme señales de aviso o algo. Me las hubiera arreglado para encontrar la manera de que no renunciaras.
Bueno, tengo que dejarlo aquí, la policía ya está bajando por el puente.
Esta carta se la dejo al barquero para que te la entregue. No es la moneda que suele cobrar, pero a mí me fía.
Siento mucho que hayas renunciado a la vida.
Con cariño, la Suerte.
miércoles, 24 de abril de 2024
Elige. Mayo 2009
Hay síes en condicional, hay síes en afirmativo, hay síes que te cambian la vida, que la mejoran, que la empeoran. Hay síes que acaban pero te quitan lo bailao, hay síes gritados, síes susurrados, hay síes piadosamente mentirosos, hay síes deseados, suplicados, resignados.
Hay síes ante altares, hay síes dolorosos, síes impulsivos más tarde arrepentidos, hay síes que emocionan, que enamoran, que ilusionan, que entristecen, que fortalecen. Hay síes en la mirada, en la sonrisa, en las caricias, en los abrazos, hay síes en la palabra.
Hay síes jurados, hay síes demostrados una y otra vez, hay síes esperados, hay síes para tu gloria, tu infierno o ambos a la vez.
Hay síes que condenan al llegar, al marchar, hay síes que condenan mientras no llegan, hay síes que nunca llegarán.
Hay síes en la memoria de alguien pero no en la tuya, en el olvido de alguien pero no en el tuyo, hay síes sustituidos. Hay síes de verdad, síes con fe, síes dados con más fe que verdad. Hay síes más pensados que sentidos.
Hay síes indeseados, síes que se fueron y de nuevo vuelven, síes que no se van por más que se intente, síes que no se quedan si otr@ no quiere.
Hay síes sabidos, síes callados, síes acobardados, síes que engañan a todos, a algunos o ni siquiera a ti mismo.
Hay síes a destiempo, a tiempo, al fin y al cabo honestos.
Hay síes que perdonan, hay síes que distancian, hay síes que despiertan, que duermen, que no dejan despertar, que no dejan dormir.
Hay síes felicitados, hay síes caballeros, hay síes envidiados. Hay síes porque sí, hay síes ¿por qué no?, hay síes explicados, hay síes inexplicados.
Hay síes en las noches, en las botellas, en las mañanas, en la primavera, en la playa. Hay síes en las canciones, en las cartas, hay síes recibidos con la cabeza alta y con la cabeza baja.
Hay síes de los que huyes y te persiguen, hay síes que llamas y echan a correr.
Hay síes incomprendidos, hay síes no preguntados, hay síes no respondidos, hay síes no encontrados.
Hay síes más fuertes que un no, más fuertes que un no sé, más fuertes que tú, que yo, más débiles también.
Hay síes que decides, síes que deciden, hay síes que se esconden, pero síes en el fondo. Hay síes cada semana, cada verano, naturales, esforzados, que no van a ningún lado.
Hay síes para cada uno, hay síes correspondidos, no correspondidos, hay síes para algunos. Hay síes esperanzados, hay síes al otro lado, hay síes no valorados.
Hay síes necesarios, innecesarios, pacientes, complacientes, decisivos. Hay síes de paz, de guerra, de tregua, que nunca dan tregua.
Hay síes que se añoran aunque nunca se tuvieron, hay síes que se añoran precisamente porque nunca se tuvieron, hay síes que vivieron cerca, que murieron lejos, y viceversa.
sábado, 20 de abril de 2024
Aprovechando la collá. Encaidenao
Nacemos en una esquirla del mundo sin ninguna opción de réplica. Pero yo a mi madre no puedo replicarle nada por parirme gaditano viniendo ella de Almería.
Llevo toda una vida enamorado de mi tierra y mi gente, algo inevitable, aunque un cuarto de dicha vida, con tendencia a convertirse en mitad, no pueda ni respirar su salitre más que de vacaciones. Sí, soy uno de tantos emigrantes a los que el sentimiento de pertenencia, ya de por sí potente, se le multiplica en un aeropuerto o en una estación de tren.
Supongo que según la persona, según la experiencia vivida o según el lugar, ese sentimiento hacia la patria chica (en realidad la verdadera) es más o menos fuerte.
En mi caso no puedo evitarlo. He derramado versos a la vera del Arno en Florencia y del Támesis en Londres, en la mayoría de mis escritos terapéuticos hay referencias a nuestros poestas de febrero. Sé que los gaditas nos ponemos muy pesados con la misma cantinela, pero es inevitable. Y si además, como en mi caso, no te da la gana de evitarlo, pues pa que te vi a contá.
Qué le hago yo si la entonación de un pisha y un shosho en fa sostenido me da calambre en los labios. Qué le hago yo si cuando me voy a la Puntilla, los pinos y el Castillito me trasladan a los veranos más veranos. Qué le hago yo si le rezo a los dioses en los que no creo para que el Cadi se salve. ¡Qué le hago yo, Cadi!
-
Hay síes en condicional, hay síes en afirmativo, hay síes que te cambian la vida, que la mejoran, que la empeoran. Hay síes que acaban ...
-
Aprovechando la collá de inaugurar el Juntaletras , qué mejor tema que el sentimiento de pertenencia, sintiendo que me saldrían las pág...
-
Aprovechando la collá del tema propuesto el fin de semana pasado por el blog Sin título (claudianotienetitulo.blogspot.com) , renunci...