miércoles, 4 de septiembre de 2024

Nuestro mejor enemigo

Aprovechando la collá (aunque ya hace más de un mes 😳) del relato Los amantes de mi amiga Claudia en su blog que trataba sobre el amor (no hay sorpresa) se me encendió la bombillita y aquí regreso con una peculiar historia de amor escrita con todo el respeto y cariño. Espero que tenga buena acogida.

Gracias por leerme.


Nuestro mejor enemigo

Julia: No me convence eh. Cuando lo tenía ahí en la cama sí, pero ahora con él puesto...

Vieja: ¿Pero qué dices loca? Si te queda estupendo y no me digas que tú misma no te ves sexy que a mí no me engañas.

Joven: Lleva toda la razón. Te sienta muy bien y ante todo tú te sientes bien. Si paraste en seco cuando lo viste en el escaparate por favor.

Julia: Sí pero ahora me doy cuenta de que quizás me lo compré más mirándome con tus ojos que con los míos propios.

Joven: Déjate de pamplinas que tenemos las dos el mismo talle. Que de tal palo...

Julia: Sí, y una mierda el mismo talle. Aaaaaah ¿pero qué haces bruta? Que me vas a hacer un cardenal.

Vieja: Pues déjate de tonterías que con el cardenal viene la hostia.

Joven: ¡Jajajajaja!

Vieja: Que la niña tiene razón y ese es el vestido perfecto para esta cita. Y si te lo compraste imaginándote como ella y no como yo por algo sería. Coño que llevamos diez minutos aquí metidas para un puñetero vestido. Esta no es la mujer empoderada que yo he parido eh.

Julia: Bueeeno, vale vale señora. Ya me callo, lleváis razón las dos con el vestido. La verdad que sí, que me encanta jijijiji.

Vieja y joven: Al final te llevas la hostia.

Las tres: Jajajajaja.

Julia: Venga va jajaja. Siguiente paso, el pelo, que todavía tengo que enchufar la plancha.

Vieja: Espera espera cariño. Sé práctica. Acuérdate de la última vez que te alisaste el pelo. Que sí, que te quedó estupendo pero al día siguiente no paraste de llorar porque querías tu pelo ondulado de vuelta.

Joven: Y al otro.

Vieja: Y al otro también.

Julia: Va, sí, es verdad. Abortamos plancha. Voy a estar yo aquí fabricando otra yo para que luego él en diez minutos ya se de por arreglado.

Vieja y joven: Esa es mi niña.

Las tres: Jajajaja.

Joven: Ay qué ilusión, ya me imagino ese momento romántico de vuestro primer beso. Cuando te agarre la mano y te diga que te quiere mirándote a los ojos.

Vieja: Bueno, bueno, no me la embales que luego pasa lo que pasa y nos cuesta una eternidad levantarla.
Tú simplemente disfruta, déjate llevar. Pero disfruta por ti y siendo tú misma. Y si sale rana pues por lo menos no tendrás que arrepentirte de haberte comportado como alguien que no eres.

Julia: Sí, muchas gracias. Gracias a las dos. Tengo ilusión y miedo al mismo tiempo.

Joven: Supongo que es normal, pero... ¿miedo por qué?

Julia: Pues porque ya no soy como tú, ya estoy en mis cuarenta... puff Que no soy un pibón y no se fijan en mí como lo hacían antes. ¿A quién quiero engañar?

Vieja: Pues por lo que veo, a ti misma. Claro que no eres "físicamente" un pibón.

Julia: Ah, muchas gracias.

Vieja: Escucha pedazo de cacho de trozo. "Físicamente" puedes no ser un pibón si te comparas con el bombardeo constante de belleza juvenil al que estamos sometidos y sometidas ya diría que casi por cultura. Pero la medida la tienes que poner tú, no tienes que compararte con nadie. Físicamente puedes no ser un pibón para los demás pero que les den a los demás. Tienes que serlo para ti. Y sobre todo, personalmente eres un mujerón y eso te lo han dado tus cuarenta, no reniegues de ellos. 
Ya no recuerdo cuántas veces nos hemos visto las tres aquí delante de un espejo, pero no nos vamos a cansar, a menos que tú nos eches.
Andaaa ahora a llorar. Menos mal que aún no te has maquillado.

Julia: Jajaja ay es que no estoy acostumbrada a que me digan esas cosas. Me emociono, jo.

Vieja: Pues hija mía, no será porque no llevo años repitiéndotelo. Destierra ese miedo y dale rienda suelta a la ilusión, aunque... sin pasarte.

Joven: Sí, vale, muy bien el discursito pero la realidad es difícil de... de... de afrontar.

Vieja: A que al final te llevas tú la hostia, niñata. Que la realidad sea difícil de afrontar no quiere decir que se seje doblegar sin más. Su realidad la construye ella día a día , aunque aparezcan piedras en el camino.
Y de eso, chissst.

Julia: ¡Ay qué!

Vieja: Que me mires cuando te hablo. De eso también te tienes que dar cuenta, de todo lo que llevas conseguido. De verdad que te miro y no te reconozco. ¿Dónde está esa seguridad que tienes para otras cosas?

Julia: Pues... supongo que la gasto toda en esas otras cosas. Me estáis agobiando eh.

Vieja: No guapa, te agobias tú sola porque sabes que llevo razón en lo que te digo.

Julia: Lo de esta tarde es diferente. Es como nadar en un mar diferente al del trabajo o la familia, los amigos.

Vieja: Anda ahora la Jacques Cousteau.

Joven: ¿Quién?

Julia: Solo digo que tengo miedo porque nunca tengo suerte en el amor. Por una razón u otra se acaba yendo todo a la mierda.

Vieja: Y yo solo digo que no eres tú la razón que lo manda todo a la mierda, que a veces no hay culpables cariño.

Joven: Y yo solo digo que no siempre tiene que ocurrirte lo mismo. No puedes ir a esa cita con esta mala energía.

Julia: Pues no voy, ea, porque no tengo "buena e-ner-gí-a" con la turra que me estáis dando.

Vieja: Sí la tienes, la tienes dentro de ti si eres capaz de mirarte al espejo más allá de maquillajes, vestidos o peinados.

Joven: Mírate y verás que eres la mujer que yo soñaba ser.

Vieja: Mírate y quédate con quien te mire como yo te estoy mirando.

Julia: ¿Estáis hablando de...

Vieja y joven: Amor propio.

        Cuando Julia levantó la cabeza y se topó con el espejo de su baño le pareció ver cómo se esfumaban en él la vieja y la joven dejando su sonrisa flotando como el gato de Alicia. La batalla en su cabeza había terminado y la expulsó definitivamente repitiendo en voz alta "amor propio".
Irguió su espalda y comenzó a maquillarse como le dió la gana porque le dió la gana.
Los zapatos, el bolso, las llaves, el móvil... y su amor propio.

2 comentarios:

  1. Qué final tan lindo, me ha encantado y cómo has plasmado la idea de la voz más joven y la otra más sabia comiéndole la cabeza a la protagonista. Confieso que me he sentido identificada jajaja. Muy chulo el relato, compañero (:

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