PASODOBLE
“…y el azul derramé en un descuido y así fue que nacieron los ríos”.
El Creador, 2016.
El cansancio y la faena a veces no dejan lugar para volver diariamente al papel. La
jornada del peregrino no acaba cuando llega a su destino diario y por fin tiene una cama.
Toca ducharse, lavar la ropa, comer o buscar provisiones. Si el cansancio hace mella también
toca siesta, preparar cosas para el siguiente día, quizás algo de turismo, quizás conversar. Y
cuando te quieres dar cuenta ya casi es la hora de cenar y marcharse a dormir, temprano,
porque temprano también comienza el día.
Por otra parte, no siempre resulta todo tan inspirador como para sentir y pensar en ideas
para escribir. Aunque no es más que una disculpa conmigo mismo, sirva esto al menos como
argumento.
De estos últimos días alejado hay un batiburrillo de cosas de las que podría hablar. El
cambio de paisaje, la desaparición de aquel dolor y mi consecuente alegría, la socialización,
el clima.
Desde donde escribo tengo una estupenda vista del verde paisaje gallego en el que
oficialmente entré esta mañana. Lo hice por la puerta grande, con lluvia y viento, los dos
elementos que faltaban por aparecer en escena. La tierra, por supuesto, ha estado y va a
estar presente de principio a fin, siendo benevolente para algunos e inmisericorde para
otros, según cómo mude su piel a lo largo de los kilómetros y según cómo afecta a la piel de
uno. Arena y grava en la meseta, roca segura o traicionera en la montaña.
El fuego del sol que castigaba, hoy, como anuncié muchas páginas atrás, es añorado ante la
dictadura que lluvia y nubes han impuesto. Hace dos semanas eran nuestras salvadoras del
sol, hoy nuestras castigadoras.
El agua, como lluvia es el alimento del cielo pero también el desafío del peregrino. Como río,
y han sido muchos los que se han cruzado, es la belleza natural cincelada por una artista
oficiando las nupcias de tierra y agua.
El aire, el viento, sacerdote del árbol, se alió hoy como brazo armado de la lluvia. Con el sol
se posicionó en contra y fue un acompañante agradable que animaba a continuar y a
disfrutar.
Fuere como fuere, el camino, como la vida, no puede ser un fácil infinito, debe desafiarnos
de la manera que sea para darnos la oportunidad de sentirnos victoriosos, y aunque me
repita, sentir que la vida se ha vivido, que el camino se ha caminado.
Martes 16 de agosto, 2022. Escrito entre Ponferrada, Villafranca, La Faba y Triacastela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario