jueves, 20 de junio de 2024

Lo importante es participar. Enero 2024

        Recientemente se cumplió mi primer año en un trabajo, que además de encantarme (al menos de momento), me abrió la puerta a una nueva etapa de mi vida que esperaba abrir para ya quedarme en ella por lo que supone para mí en diferentes aspectos.
Esto que aquí os muestro fue lo último que me salió escribir antes de meterme en este berenjenal del blog jeje. La escritura como válvula terapéutica de escape.

Lo importante es participar


        ¿Qué curiosa la suerte, verdad? Perdón por comenzar tan a quemarropa, pero esa fue la pregunta que me vino a la mente en estos días finales de convulsas emociones.
        Qué curiosa la suerte. Lamento contradecir a un poeta de los míos que cantó que "la suerte es un invento de alguien que quiso dejar de luchar", pero no toda la suerte puede someterse a ese juicio. Está la suerte pura y dura, la que no decide nadie. Puedes nacer en el seno de una familia tradicional de barrio de Salamanca o puedes hacerlo en Chueca. Puedes nacer a un lado de la franja de Gaza y morir sin saber todavía lo que es una bomba o puedes nacer del otro lado y no saber que están tirando bombas. Puedes nacer en un pueblo o en una ciudad. Puedes nacer blanco entre blancos o nacer de cualquier otro color del pantone humano... entre blancos. Puedes nacer en la Argentina de comienzos del XXI o de comienzos del XX. Puedes nacer hombre o mujer. Puedes sobrevivir a una mala vida y morir de viejo o puedes ser un vitalista empedernido y morir en la flor de tu vida. Nacer y morir, esa es la suerte pura y dura, la que nos viene dada. Naturaleza, destino, dioses.
        Luego está la otra suerte, la que sucede o no entre el nacer y el morir, la que a veces es indistinguible de la pura y dura, otras veces la nombramos en un gesto vano por autoengañarnos y otras más claramente consecuencia de decisiones, tuyas o de otros. 
        En este juego de muñecas rusas que es la vida, ya tengo edad para hacer recuento y me doy cuenta que la suerte no me ha ignorado, aún con grandes sacrificios, pero no lo ha hecho. Aquí, supongo, es donde puedo estar de acuerdo con aquel poeta de los míos.
Decides luchar por aprender y tienes la suerte de aprobar, pasar de curso, licenciarte, opositar. Puedes tener suerte y continuar subiendo los peldaños de la montaña que elegiste, seguir dentro de la misma muñeca rusa. O puedes no tener esa suerte, buscar otra montaña, más lejana, más solitaria, más empinada. En definitiva, sacar una muñeca rusa de la anterior.
Decides luchar para sobrevivir en la nueva montaña, hacer amigos en el camino, amigos que buscan subir su propia montaña. Puedes tener la suerte de que en lo más empinado del ascenso una mano amiga te de el empujón necesario para abrir la ruta que buscabas, tu siguiente muñeca rusa. Ilusiones así te animan a seguir luchando, te inventas el sendero, te convences, a ratos hasta lo disfrutas. La suerte, de buenas a primeras, se agota. ¿Es eso o es que dejaste de luchar?
Decides abrir una nueva ruta en tu lucha por hacer cumbre y qué curiosa es la suerte, ¿verdad? Qué curiosa es la suerte, que tras el último peñasco del año te descubre la cima así como si nada, cuando aún no la esperabas. Y te dice que disfrutes por un momento, solo un momento, de lo luchado, de tu montaña, de tu nueva muñeca rusa.
Será que al final es cierto que lo importante es participar.

1 comentario:

  1. Qué bonito Antonio leer el camino que has ido labrando!! Y qué cierre tan redondo con el título y la última frase. Desde luego que lo importante siempre será seguir caminando y no rendirse porque a algún lado se llega seguro.

    ResponderEliminar