CUPLÉ
“Tanto consumismo, tanto vil error, arrasamos todo este lugar, que la Tierra una excedencia
se pilló y se tuvo que resetear.”
OBDC. La última flor, 2017.
La cosa es que yo llegaba preocupado por mi inoportuno problema en el pie. No sé si habrá
sido el Santi, que ha obrado el milagro, o que las meigas tienen jurisdicción más allá de
Galicia, pero la cuestión es que el dolor ha remitido considerablemente y la subida
constante la he vuelto a hacer a mi ritmo normal.
Por esa alegría exclamé lo que exclamé, al verme lleno de orgullo y satisfacción, como decía
aquél, aquél… amo a dehalo ahí.
Pero no todo ha sido jolgorio y algarabía no, que lo segundo también lo dije, en ese
momento y durante la mitad del día. Que la naturaleza es mu bonita, que la naturaleza es
muy sana, pero qué jartura de bishos voladores tiene la naturaleza. Y no hablo de
mosquitos, que eso ya sería el colmo. Hablo de abejitas que te meten el miedo en el cuerpo,
de diminutos seres negros. Espera. Joé ni escribir me dejan. Hablo de diminutos seres
negros atacando tu cara cual kamikaze japonés, que hasta por la nariz se me llegó a meter
uno. Me los imagino evocando el conjuro de “a que no hay huevos” y uno respondiendo
“¿Que no? Aguántame el cubata”.
También hay otros que serán familia de las abejas digo yo, rayados como ellas pero más
pequeñitas y volando en modo helicóptero. Me da que son menos peligrosos pero lo
compensan siendo igual de puñeteros. Venga zumbido a la derecha, zumbido a la izquierda,
zumbido arriba, abajo. Que no es la canción del verano eh, es una tortura china. Más
jartibles que llamarte a la hora de la siesta (y todos sabemos quienes son).
Entre uno y otro algún abejorro, por si fuera poco, que te pasa a un palmo. Que le quiten los
puntos a ese tío por favó.
Total, que la naturaleza es muy bonita pero una cachonda también, te pone a prueba de
esta manera cuando está de buenas. Pero por nuestra única y exclusiva culpa hace mucho
que no está de buenas y nos pone a prueba de la peor manera, de la manera que merecemos.
Aún así seguimos sin enterarnos de quién manda aquí, estamos cavando nuestra propia
tumba y ella nos echará encima la tierra, el agua y lo que haga falta.
Por eso, por muy puñeteros que sean estos bichos, no tienen ni punto de comparación con
nuestra inepta raza de hombre y si consiguen sobrevivir a nosotros, la madre naturaleza
tendrá clara su elección.
Viernes 12 de agosto, 2022. Escrito en Foncebadón.
Me está encantado leerte como ya sabes. Cómo se nota tu estado de ánimo de un día a otro, te veo en cada letra y me deleita porque esto es único, es tuyo con todas las letras y es lo que diferencia un buen escritor del que no lo es y que se ofenda quien quiera.
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