POPURRÍ
“…que aunque tenga cien razones para llorar, siempre encuentra ciento una para reír.”
Los gatos callejeros, 2013.
En este espejo de la vida en el que estoy las rosas del peregrino se marchitan cuando
empieza a surgir el dolor, físico al principio, que pueda derivar con muy mala suerte en un
dolor emocional. El dolor recién nacido es solo una preocupación pero si se las apaña para
crecer se convierte en sufrimiento, luego en frustración, tristeza, desánimo, negatividad. Te
golpea sin parar hasta hacer que tires la toalla.
Llegados a este punto es bueno recordar que el Camino, entre comillas a diferencia de la
vida, sí puede abandonarse. Para poder volver es necesaria la partida. Por eso me escribo
esto ahora que siento preocupación, para sonreír recordando las rosas que ví y viví estos
días, para olvidar el dolor en mis pies mientras disfruto de Catalina encendida, esplendorosa
y llena entre nubes o de esa centinela blanca en el cielo antes de recoger su rebaño para
llevárselo a otra parte del mundo.
Esas son las gaditanas maneras que me enseñaron a sobrevivir para no morir hasta que sea
posible volver a vivir. Así intentaré que el dolor se quede solamente en mis pies sin que
consiga ponerme a mí a sus pies.
“Y si se pierde, da iguá ¿y el ratito que hemo eshao?”.
Jueves 11 de agosto, 2022. Escrito en Astorga.
Me ha tocado el corazón este día, Antonio. Cuánta verdad.
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